La clase invertida es una estrategia pedagógica que transfiere el trabajo presencial tradicional de una clase (explicaciones de conceptos, presentaciones, ejercitaciones básicas, entre otros), fuera del aula y utiliza el tiempo de clase presencial, para facilitar y potenciar otros procesos de adquisición y práctica de conocimientos.

La transferencia de estos procesos de aprendizaje muchas veces significa grabar una cátedra o explicaciones conceptuales y ‘colgarlas’ en servidores para que los estudiantes puedan verlas antes de una clase, en la cual los procesos estarán centrados en actividades prácticas que utilicen lo aprendido en las horas autónomas.

Sin embargo, ‘dar vuelta’ una clase es mucho más que la edición y distribución de un video. Se trata de un enfoque integral que combina la enseñanza directa con métodos constructivistas, y que busca incrementar el compromiso e involucramiento de los estudiantes con el contenido del curso y mejorar su comprensión conceptual. Cuando se aplica con éxito, la clase invertida, potencia todas las fases de un ciclo de aprendizaje.

En resumen, bajo una metodología de clase invertida, las horas autónomas se utilizan para ver el contenido y responder preguntas simples, mientras que el trabajo presencial se utiliza para realizar actividades de aprendizaje que involucran activamente a los estudiantes, como resolución de problemas, desarrollo de un proyecto, investigaciones, y otras actividades similares.